02. Como evitar las “disfonías” 2ªparte

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En el número anterior de esta revista comencé a contarles algunos pensamientos sobre técnica vocal que me fueron muy útiles y que descubrí a través de distintas experiencias en diferentes áreas de estudio del canto.
Por supuesto me refiero a la técnica en el jazz o derivados del jazz como soul, funk, bossa, rock, etc.
Recuerdo los tres principios fundamentales que para mí son como los “3” mandamientos:

  1. Cantar = Hablar
  2. Negar las alturas
  3. No olvidar la dicción

Si cumplimos con estos principios podremos luchar contra esa tendencia que todos tenemos a ponernos rígidos cuando intentamos llegar a una determinada nota. Esto nos ayudará a evitar las disfonías típicas que aparecen cuando “forzamos la garganta”.

Hoy quiero referirme a la respiración.

Cuando estamos muy relajados, sin hablar, necesitamos muy poco volumen de aire. En este estado solamente usamos la parte superior de los pulmones y observaremos que se mueve la parte superior del pecho.

Cuando cantamos necesitamos utilizar toda la capacidad de los pulmones. Para llenarlos completamente hay que concentrarse en la base de los pulmones y no en la parte superior del pecho. Por lo tanto no debemos elevar los hombros. Si colocamos las manos en la cintura, cuando respiramos correctamente, veremos que éstas se desplazarán hacia afuera pues los pulmones se expanden hacia abajo y hacia los costados y el diafragma que es uno de los músculos que se encuentra debajo, se aplanará y será empujado hacia fuera. Esta manera de respirar que es la que necesitamos para cantar es llamada respiración de tipo costo-diafragmática-abdominal.

No nos alcanza haber obtenido una correcta inspiración donde los pulmones y costillas se expanden, el diafragma se aplana y es empujado hacia abajo, y los músculos abdominales son presionados hacia abajo y hacia fuera. Ahora nuestro problema será el “control” del aire que vamos a usar cuando cantamos. En la espiración, los músculos abdominales y el diafragma tienden a recuperar sus posiciones originales, la caja torácica se contrae hasta su posición original, presionando al aire para que salga. Por lo tanto no permanecerán mucho tiempo en la posición expandida.

Cuando cantamos debemos impedir que el diafragma vuelva pronto su posición relajada, para poder controlar la cantidad de aire que está saliendo. Nosotros debemos controlar cuánto aire utilizaremos y el tiempo que éste durará. Por lo tanto deberemos prestar muchísima atención al control del escape de aire y al control del “aguante” de la presión de la columna de aire que va a tender a salir muy rápido.

Cuando estamos aprendiendo todo esto es muy importante cuidar que la tensión de los músculos abdominales e intercostales no produzca tensiones en los hombros, el cuello y en la parte alta del tórax. Es fundamental la disociación entre los distintos grupos musculares, porque mientras el aparato respiratorio está tensionado y el abdomen está realizando contracciones musculares, el resto del cuerpo, principalmente los hombros, el cuello, la garganta, deben permanecer flexibles y relajados.

Además de lograr una buena respiración tenemos que hacer hincapié en la dicción: Hay algo que quizás parece obvio pero que suele suceder mucho más de lo que uno se puede imaginar y es que a veces nos olvidamos de abrir la boca. Cada letra que cantamos (vocales/consonantes) tiene una forma propia de articulación e implica una determinada posición de los labios y la lengua. La lengua debe adaptarse a la letra que estemos vocalizando pero la punta debe apoyarse sobre la parte posterior de los dientes de abajo (los incisivos inferiores). Tener cuidado para no levantar la lengua ni mandarla para atrás hacia la garganta.

Si nos entrenamos en todo lo que estuve contando podremos cantar con una voz producida fácilmente, con la misma sensación de “no” esfuerzo que percibimos cuando hablamos.
Sólo una gripe nos podrá “bajonear” la garganta. Las gripes vienen y se van pero si tenemos un buen manejo de los principios fundamentales de la técnica vocal las disfonías serán totalmente evitadas para siempre. Amen.

Marta Bellomo

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