01. Como evitar las “disfonías” 1ªparte

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Me gustaría contarles algunos pensamientos sobre técnica vocal que me fueron muy útiles y que descubrí a través de distintas experiencias en diferentes áreas de estudio del canto.
Por supuesto me refiero a la técnica en el jazz o derivados del jazz como soul, funk, bossa, rock, etc.

Tres principios fundamentales que para mí son como los “3 mandamientos”. Cuanto más los cumplo mejor me va.

  1. Cantar = Hablar
  2. Negar las alturas
  3. No olvidar la dicción

Cantar = Hablar
Me refiero al hecho de no cambiar la actitud mental-muscular.
Generalmente cuando hablamos correctamente, sin estar tensos, no hacemos esfuerzos musculares que nos alteren el movimiento natural de los órganos de la fonación que son los que usamos para cantar y/o hablar.
Cuando hablamos “bien” nada se tensiona, nada tiene que sentirse diferente en la boca y/o en la garganta. Nuestra lengua, mandíbula, paladar blando o el cuello estarán relajados, en su posición natural.
Esta “postura vocal” que usamos cuando hablamos cómodamente es la misma que debemos usar cuando cantamos y a esto me refiero cuando digo cantar es igual a hablar.

El diafragma y todos los músculos para respirar trabajarán de la mejor manera para suministrar a las cuerdas vocales la exacta y justa cantidad de aire.
No necesitaremos empujar, tensar o manipular nada para tener una voz fuerte, clara y dinámicamente flexible.
No necesitaremos empujar nuestra voz, estará automáticamente balanceada con la exacta cantidad de armónicos agudos, medios y graves.

Negar las alturas
Creo que cuando un equilibrista camina sobre un cable a una cierta altura y sin red, no puede estar pensando en la distancia que hay hasta el piso.
No puede estar pensando en el golpe que se daría si se cae, ni en la falta de red, etc.
Yo pienso que en lo único que estará concentrado es en la relajación de su cuerpo, de sus piernas, sus brazos, su respiración, y caminará sin mirar hacia abajo (el suelo duro).

Cuando cantamos un tema estamos cantando frases, éstas a su vez están compuestas por intervalos de notas. Un intervalo es la distancia entre dos notas, por lo tanto existen diferentes alturas.
Negar las alturas es lo mismo que hace el equilibrista.

Por Ej. si tenemos que cantar la escala de C (do-re-mi-fa-sol-la-si-do) suele suceder que cuando llegamos al Sol ya comenzamos a ponernos tensos, empujando con más aire, mirando al techo, la garganta más rígida y forzada por esa necesidad de “llegar” al otro Do de la octava más alta.
En este momento no estamos “negando la altura” Es como si el equilibrista estuviera mirando la distancia que existe hacia el piso y pensando en el golpe que se va a dar, por lo tanto se pondría mas rígido y lo más probable será la caída.

Un ejercicio útil para negar las alturas es:

Cantar la escala de Do diciendo números.

Con la mirada en el piso tratar de poner una nota delante de la otra como si hiciéramos una fila de piedras o fichas en el suelo. A medida que vamos avanzando por cada nota éstas estarán una delante de la otra sin pensar en subir hacia el techo. Esto lo debemos controlar con nuestra mirada tratando de poner cada nota delante de la otra. Nunca cerrar los ojos, para no perder el nivel del piso.
Y cuando logramos esto tratemos de aplicar lo que comenté en el punto 1, o sea cantar=hablar.

Por lo tanto no debemos mandar aire, o sea, usaremos la misma cantidad de aire que necesitamos cuando hablamos y decimos 1 , 2 , 3 etc.
No perder la relajación pensando en llegar a la otra octava. Y cuando vamos llegando al 5 o 6 no olvidar de lograr la misma sensación de “no tensión” que tengo cuando hablo, o sea hacer “fuerza en contra”. que es la fuerza para no esforzarse.
Nuestra garganta, lengua, mandíbula, paladar blando o el cuello estarán relajados como si estuviéramos hablando.
En ese momento somos el equilibrista a 5 ó 10 m de altura y no podemos perder esa relajación.

Espero que practiquen esto y lo puedan aplicar a cada frase de los temas que estén cantando.
Para que puedan luchar contra esa tendencia que tenemos a ponernos rígidos cuando intentamos llegar a una determinada nota. Concentrándonos, para no perder la “postura vocal” que usamos cuando hablamos cómodos.

Me falta referirme al tercer “mandamiento”: la dicción, y algunos otros detalles importantes de la respiración, pero prometo hacerlo en nuestro próximo encuentro. Hasta pronto.

Marta Bellomo

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