04. La Verdadera Bienvenida – 1929-1935

<volver a Clínicas>

En 1929 la Bolsa se derrumbó. La Gran Depresión que siguió fue la peor crisis en Usa, desde la Guerra Civil.   La orgía más cara de la historia terminó. Empezando la década de 1930 más de 15 millones de hombres y mujeres, estaba sin trabajo.  El negocio de la música estuvo a punto del colapso. Y las compañías norteamericanas, que vendían cientos de millones de copias de discos en los años 20, la mayor parte quebró.  La compañía Victor dejó de hacer tocadiscos y vendió radios. Hicieron programas de radio en su lugar.  Eso significó que millones de norteamericanos podrían escuchar toda clase de música, tocada por toda clase de gente, gratis.
Louis Armstrong que había ya revolucionado la música instrumental en Usa, volvió a Nueva York pero ahora a transformar la forma de cantar. Y en el proceso se ganó a un público nuevo.
Duke Ellington prosperaba y su sofisticada música y elegante estilo personal. Mientras tanto, un nuevo sonido, de orquesta llamado Swing, se incubaba en las salas de baile de Harlem.

En 1929 Armstrong tocaba casi exclusivamente para negros en el lado sur de Chicago. Sus discos con los “Hot Five” y “Hot Seven”, incluyendo su obra maestra “West End Blues”,  se vendieron bien en barrios negros, pero aún era poco conocido entre los blancos. Esto Cambió cuando firmó un contrato con un agente conectado con la mafia, llamado Tommy Rockwell, quien le prometió más fama tocando para el público blanco de Nueva York como solista. Armstrong accedió, pero contra los deseos de Rockwell, llevó a su banda con él. Viajaban en coche, durmiendo en las comunidades negras. Louis y la banda subieron al viejo Humpmobile  de Louis y se dirigieron al este. Cruzaron miles de pueblos entre Chicago y Nueva York. Y en todos los pueblos había un disco de Louis sonando en frente de alguna tienda  en unos altavoces, una tienda de discos o así .Estaban asombrados de lo popular que era Louis, ni siquiera él lo sabía. En toda la historia de la música, nadie había sonado así. Antes de él, la gente cantaba de otra manera. Louis inventó el canto jazzístico.  Todos los cantantes, Frank Sinatra, Bing Crosby, Mildred Bailey, Jon Hendricks.En cualquier estilo, Sarah Vaughan, Billie Holiday, todos lo llamaban “Pops” (Papá).  Los músicos tocaban las melodías en un estilo muy rígido y anticuado. Y entra Louis a mostrarles una nueva forma. Articulada, completamente libre rítmicamente, reduciéndose a una nota, abstracta. Libre, sin tiempo. Louis Armstrong es el cantante más influyente que de todos los tiempos. Y tenía una habilidad de improvisación vocal espectacular, tan libre como si estuviera tocando un instrumento. Prácticamente rescribió canciones como “Stardust” o “Body and Soul”. Todos los cantantes de de la época fueron influenciados. Incluso los ya veteranos. Louis Armstrong era la estrella.  “Salíamos a mojarnos en la lluvia para tener una voz como la de Louis Armstrong.”

La gran orquesta retoma la idea de “call and response” (llamada y respuesta) de la iglesia Bautista. En los primeros arreglos de Fletcher Henderson, los saxos y los metales de hecho se responden entre si.

En una Big Band, básicamente hay tres secciones.

  1. Está la sección de saxos, (reed section: de cañas o lengüetas), que a menudo tiene clarinetes.
  2. Está la sección de trompetas y de de trombones que gana importancia con los años. Originalmente, solo había un trombón. Los trombones y trompetas juntos forman los metales (brass section).
  3. Y luego está la sección rítmica, que originalmente tiene cuatro piezas guitarra/banjo, piano, bajo y batería.

Estas secciones trabajan como engranajes de una maquinaria. Y la tarea del orquestador es hallar nuevas, excitantes e imaginativas formas de fundir estos instrumentos, enfrentar a las secciones para crear nueva música.

En Broadway y la calle 51 estaba Roseland, la sala de baile más elegante de Manhattan, a donde iban muchos neoyorquinos a olvidar la Depresión. Durante más de veinte años fue hogar de Fletcher Henderson y su orquesta. Y fue allí que, junto a su mejor arreglista, Don Redman, creó un nuevo modo de tocar Jazz,  el “Big Band Swing”. Muchos músicos que fueron estrellas empezaron con Fletcher Henderson.   Louis Armstrong, Red Allen, Chu Berry, Benny Carter, Roy Eldridge, Coleman Hawkins. Pero quienes pagaban para bailar en Roseland eran blancos. No se permitía entrar a los negros en la pista de baile.     A diferencia de la sala Savoy en Harlem, dónde músicos y bailarines de cualquier color podían ir.  Cuando la banda terminaba en Roseland, iban a tocar a Harlem hasta las tres y media de la madrugada.  Tocaba una banda antes de Fletcher, pero en cuanto él llegaba, todo se detenía. Todos se quitaban del paso. Fletcher abría con “Sugar Foot Stomp” y la multitud enloquecía.  Vivíamos en un país muy segregado. Pero lo más sorprendente de la sala de baile era que fue el primer edificio en toda Usa que abría sus puertas totalmente integrado.   En ese momento no lo entendimos. No supe de esas cosas hasta que salí de la sala de baile.   “Cuando iba al Savoy, no veía que había blancos y negros, sólo veía a los que bailaban en el Savoy. Ya fueses negro, verde, amarillo, al entrar al Savoy sólo queríamos saber si sabías bailar. Y si entraba un blanco, nadie giraba a mirarlo por ser blanco. Sólo veíamos: “¡Mira, sí sabe bailar! Muy bien. ¡Estupendo!”.

Como el resto del país, los músicos, de todos los estados sufrían.

El 4 de noviembre de 1931, Buddy Bolden murió en el manicomio estatal de Louisiana. Veinticinco años atrás, fue el trompetista más famoso de Nueva Orleans, King Bolden, y fue de los primeros en tocar eso que se llamaría Jazz. En el momento de enterrarlo en Nueva Orleans no hubo dinero para pagar una banda que tocara en su funeral, como él había tocado en tantos en el pasado. Había trabajo para algunos de los blancos en la radio, pero los estudios estaban cerrados para los negros.

John Henry Hammond hijo, fue clave para la historia del Jazz y sin él muchos músicos, negros y blancos, tal vez no habrían alcanzado la fama.   Nació en 1910, el hijo mimado de una familia privilegiada. Bisnieto del rey de los trenes Cornelius Vanderbilt.   A los 12 años escuchó Jazz por primera vez y quedó impactado. Coleccionaba discos y entraba a los bares clandestinos de Harlem para escuchar a las bandas negras.  Terminó dejando Yale para hacer lo que nadie había hecho. Escribir seriamente sobre el Jazz y la sociedad.  Para muchos jóvenes como Hammond, el desencanto de la Depresión marcó el fin del sistema capitalista y los obligó a reevaluar la vida en Usa, incluyendo las relaciones raciales.

“Era una época de depresión y la gente era muy izquierdista, de sentimientos y política, y se aproximaron al Jazz con una idea en la mente, gracias a los músicos negros. Era tiempo de reconocer que después de años de maltratos en Usa estaban haciendo un gran arte. Podrían describirme como un disidente social neoyorquino, libre para expresar mi desacuerdo con el sistema social en que había nacido y que muchos aceptaban y daban por hecho. La mayor razón para mi desacuerdo era el Jazz. Yo no escuchaba color en la música.” John Hammond.

A los 21 años horrorizó a su familia al borrar su nombre del registro social. Se mudó a Greenwich Village y buscó y grabó a músicos negros que no recibían la atención que creía se merecían.       Hammond ayudó a comprar un teatro para que los músicos desempleados pudieran tocar lo que él llamaba auténtico Jazz.  Organizó conciertos en la radio local, pagando a cada músico 10 dólares por sesión de su propio bolsillo más los gastos de transporte.   Al no encontrar una compañía americana que quisiera grabar a sus descubrimientos, habló con una compañía inglesa. Y cada noche recorría clubes en Harlem buscando talentos.   Coleman Hawkins, Fletcher Henderson, Teddy Willson, Benny Goodman, Count Basie, Charlie Christian, Billie Holiday. Muchos de los mejores músicos de Jazz crecieron gracias a la ayuda de John Hammond.

En marzo de 1933, Franklin Delano Roosevelt fue investido presidente y ofreció un nuevo trato al pueblo.  La recuperación económica podía tardar años, pero subiría la moral de inmediato. La Prohibición fue abolida. Los bares clandestinos abrieron sus puertas después de 13 años.       Pero cuando los bares abrieron como clubes legales, el negocio bajó, la gente podía ahorrar comprando licor en las tiendas y bebiendo en casa. Para recuperar clientes, los clubes nocturnos debían ofrecer nuevas diversiones.  Benny Goodman, de 23 años, a pesar del modesto éxito que tuvo en tiempos difíciles no estaba contento con la música que le hacían tocar. “No nos gustaba la música comercial, comentó.”  Inspirado por Chick Webb y Fletcher Henderson, Goodman  buscó músicos blancos que gustasen del genuino Jazz, incluyendo al trompetista Bunny Berigan, al activo baterista de Chicago Gene Krupa y una joven cantante, Helen Ward.

En otoño de 1934, la NBC planeó un programa llamado “Let’s dance” para los sábados por la noche.  Necesitaban tres bandas: Una para tocar rumba, una para tocar música de baile ligera y una para tocar “Swing”, la música que le gustaba tocar a Goodman. Pero Goodman tenía un problema. No tenía un repertorio lo suficientemente amplio o bueno como para llenar el horario. Le explicó esto a su amiga, la cantante Mildred Bailey.  Mildred le dijo: La banda suena genial, pero suena como todas, suena tan sólo bien. Necesitas una identidad personal. Y entonces ella le dijo: “Oye ¿por qué no consigues partituras de Harlem?”  La banda de Henderson tenía problemas y accedió con gusto a vender su repertorio a Goodman y a escribir arreglos nuevos.  La reputación de Benny Goodman comenzó a crecer. Pronto, muchos norteamericanos planeaban sus noches de sábado pensando en el programa.  Ya que su público amaba las melodías populares Goodman encargó a Henderson arreglar melodías conocidas.  La banda era famosa por su precisión de entonación y ejecución.   Era música popular.

Duke Ellington era elegancia. Era la capacidad de estar en medio de algo y por encima de ello al mismo tiempo.  “Nos enseñó el significado verdadero del estilo el verdadero significado de la gracia y de lo que es flotar. Éramos gente frecuentemente descripta como torpe, estúpida, pies planos, todo ese tipo de cosas.  Ellington apareció en escena y todos esos mitos se disiparon.”    Mientras la Depresión crecía y había más desempleados sin esperanza de conseguir trabajo, Duke Ellington, como Armstrong, prosperaba.  Era el líder de banda negro más famoso del país con su “jungle music”(música de la jungla) y transmitía a nivel nacional desde el Cotton Club.  La primera impresión que tenías de Ellington es que era una figura trascendental de la música. Porque lo primero que oías tenía rasgos de toda la música que conocías. Todos se identificaban con algo. Sabías de dónde había sacado esto o aquello. De Washington o de Mobile. Inventó de una forma de orquestar el Blues a un conjunto más grande. El sistema de armonización y conducción de las voces que él inventó y que sólo él conoce. Es una visión épica que es a la vez étnica y mezcla de todo.  Eso es lo que es tan sorprendente de él, que es negro sin ser excluido. En su música siempre hay una invitación a entrar.  Hay una calidad de bienvenida asociada con la civilización Duke Ellington era nocturno.  Entiende lo sensual y eso está en su música y su sonido. “Ellington toca unas notas al piano y te lleva a una habitación de hotel donde algo interesante puede pasar”.

En 1933, Ellington salió de gira por Europa e Inglaterra. Fue un éxito. Un crítico inglés dijo que su música poseía una universalidad auténticamente shakesperiana. Las mujeres lloraron y los jóvenes se arrodillaron. Ya en casa, la banda salió de gira doce semanas por el sur. También fue un triunfo.        El crítico del Dallas News llamó a Ellington un Stravinsky africano que borró la línea del color entre el Jazz y la música clásica.   Pero los negros lo veían desde los lugares segregados. Y los hoteles y restaurantes blancos les prohibían la entrada.  Daisy Ellington, su madre, le enseñó desde pequeño a obviar incomodidades.  Después de la gira por el sur, en vez de sufrir la humillación de ser rechazados de hoteles y restaurantes, Ellington decidió que viajarían en sus propios autocares, comiendo y durmiendo en las estaciones de trenes entre actuación y actuación.  Los nativos se acercaban a preguntar qué diablos pasaba, recuerda Ellington. Y nosotros les decíamos así viaja el presidente.  Se hace lo más que puedes con lo que tienes.  A principios de 1934 le diagnosticaron cáncer a Daisy Ellington. Siempre había sido el centro de la vida de su hijo, quien buscó a los mejores especialistas. Murió el 27 de mayo de 1935. Para el funeral, pidió a lrving Mills, su administrador, que llenara la iglesia con 3.000 flores. Entonces, se derrumbó de dolor. “Ya nada tiene sentido. Ya no tengo ambiciones”, dijo.   Bebía en exceso y no salía del apartamento que compartieron. Dejó de escribir.  Lentamente empezó a trabajar en una nueva composición. Llamó a la pieza “Reminiscing in Tempo“. Era un tributo a su madre lleno de melancolía, cuidadosamente escrito. Incluso los solos estaban escritos. Era lo más ambicioso que había escrito: Tenía tres movimientos y trece minutos de duración; cubrió ambos lados de dos discos. Jamás se había grabado algo así. La pieza asombró a los críticos.  Algunos la llamaron pretenciosa y le recomendaron seguir con piezas de baile de tres minutos. John Hammond la calificó como un desastre: Sin el menor asomo de agallas.     Había dos mundos del Jazz: El del músico y el del crítico, el escritor, el observador. El crítico, observador, escritor suele definir al Jazz diciéndole al músico qué puede y debe tocar y qué no.  Ellos son quienes establecen el canon en el Jazz. Quién es bueno, malo, quién un héroe o un vago y esas cosas. Creo que los músicos que leyeron esas cosas se sintieron perdidos en la selva. Ellington rehusó a contestar a Hammond o a las otras críticas. Los siguientes 40 años seguiría explorando y experimentando creando parte de la música más sorprendente del país.

  • ¿SABEN TOCAR VALSES?

“Marzo de 1935, Benny Goodman y su banda son una gran medicina, una gran banda. Arreglistas y músicos siempre juntos; cantan juntos, muerden juntos, hacen Swing juntos.”  – Revista Metrónomo.

En la primavera de 1935, la vida brillaba para Benny Goodman. La audiencia del programa subía cada semana.  Pero la Compañía Nacional de Galletitas Nabisco, patrocinadora del programa, se puso en huelga y el programa se canceló. Desesperado por mantener a su banda, Goodman buscó trabajo. Finalmente su agente firmó una gira por carretera hasta Los Ángeles. Goodman no estaba contento. Sabía que muchos en el país no conocían el Swing y el oeste tenía fama de anticuado.         La banda salió a mediados de julio, tocando de noche y viajando de día. No había dinero para autobús, así que los músicos condujeron para cruzar el país. Las cosas no salían bien.  En Denver, el administrador del salón los echó después de oír media hora. El hombre les dijo: Contraté a una orquesta de baile. ¿Qué les pasa? ¿No saben tocar valses?    En Colorado tocaron detrás de una malla de gallinero para protegerlos de las botellas de whisky que tiraba el público. Conforme la caravana avanzaba hacia California, Goodman comprendió que si su suerte no cambiaba, la banda no duraría mucho tiempo junta.  El 21 de agosto de 1935 Goodman y la orquesta llegaron a Los Ángeles. Creí que terminaríamos el compromiso, dijo Goodman, y regresaría a Nueva York a ser un clarinetista.  Entonces llegaron a la sala Palomar. Encontraron una muchedumbre haciendo fila para entrar. Y pensaron: ¿qué pasa? No puede ser para vernos a nosotros.  A Benny le dijeron en cada sala del país que no tocara Jazz. Sólo las canciones de baile.  Así que en el Palomar con toda esa gente no se iba a arriesgar. Y empezó con un vals y con arreglos más comerciales. Y la gente estaba paseando, no había respuesta.  Así que las cosas no iban muy bien y Bunny Berrigan o alguien más dijo: Al diablo con esto. “si vamos a caer, que sea tocando lo que nos gusta tocar. Y empezaron a tocar King Porter Stomp.  Era lo que querían oír, lo que habían oído en la radio, Jazz.  El público gritaba acercándose a la banda, gritando y saltando.  No lo podían creer. Estaban asombrados.  Al día siguiente Benny Goodman era famoso.  El sonido del Swing que empezó con Louis Armstrong y se alimentó de las salas de baile de Harlem recorría el país. La época del Swing había empezado.

 

<volver a Clínicas>